Todas las religiones del mundo consideran que la niñez es sagrada, y creen que ésta requiere de una protección especial. En consecuencia, innumerables organizaciones basadas en la fe, prestan servicios a los niños que mas necesitan, dentro de la realidad en la que ellos viven. Por ello, atienden a los enfermos, dan refugio a las personas sin hogar, educan a las minorías, protegen a los niños del abuso, la explotación y la violencia.
Con frecuencia las organizaciones religiosas llegan a los niños de las comunidades más desfavorecidas, a donde no llega la mayoría de los servicios gubernamentales y civiles, puesto que las religiones están mas cerca de las personas. Sin embargo, su gran potencial para proteger los derechos y promover el bienestar de los niños aún no se ha realizado plenamente.
Para afirmar este gran potencial, se propone observar un Día Mundial de Oración y Acción por los Niños cada año, coincidiendo con el 20 de noviembre, Día Universal del Niño, que es también el aniversario de la adopción de la Convención sobre los Derechos del Niño.
En este día, en todo el mundo, en cada comunidad, y en todos los lugares de culto, se promoverá la celebración de servicios de oración sobre un tema común que se relacione con el bienestar de los niños y la protección de sus derechos.
Para acompañar las oraciones y celebraciones religiosas, se llevarán a cabo una o dos acciones en común, dedicadas a la supervivencia, el desarrollo y la protección de los niños, que sean específicas, concretas y mesurables. Estas acciones se llevarán a cabo a nivel de países o regiones, en lugares de culto o en sus proximidades. Dependiendo de las circunstancias locales, las oraciones y la acción pueden ser llevadas a cabo por una confesión religiosa en particular, así como también por grupos interreligiosos.
Las actividades específicas podrían incluir, por ejemplo, vacunar a los niños contra las enfermedades infecciosas, promover el saneamiento, luchar contra el VIH / SIDA; educar a los padres sobre la importancia de la lactancia materna; promover la inscripción de nacimientos; hacer campañas contra ciertas prácticas tradicionales nocivas; sensibilizar sobre los derechos del niño; abordar el cambio climático; tomar acciones para promover la educación de las niñas, la educación para la paz, la enseñanza de la ética, etc.
Los temas para la oración y la acción seleccionados cada año deberán ser acogidas universalmente, y no ser partidistas, políticas o causar división. El principal objetivo de enfoque de dicha acción podrían ser los objetivos de desarrollo humano para los niños que se han convenido internacionalmente, como las Metas de Desarrollo del Milenio.
Para llevar a cabo las acciones en una manera eficaz y significativa, las comunidades religiosas trabajarán en estrecha colaboración con los gobiernos nacionales y locales, las organizaciones no gubernamentales y las organizaciones internacionales pertinentes, como el UNICEF y otros organismos del sistema de las Naciones Unidas.
Un Día Mundial de Oración y Acción por los Niños, por lo tanto, es un día de solidaridad entre las organizaciones religiosas y laicas, unidas por su aspiración común y visión compartida de un mundo en el que todos los niños crezcan realizando su pleno potencial humano, con sus derechos reconocidos por todas las sociedades a estar cuidados, a tener seguridad, a gozar de integridad y dignidad. Que las religiones puedan ser una fuerza unificadora para la promoción de los derechos y el bienestar de los niños podría lograr una mejora significativa en las vidas de los niños, y enviaría un poderoso mensaje a todo el mundo.
jueves, 29 de octubre de 2009
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