jueves, 17 de diciembre de 2009

Carta del Departamento de Justicia y Paz por el día de los Derechos Humanos

Quilmes, 10 de diciembre de 2009


Un nuevo 10 de diciembre nos invita a la reflexión. Día Internacional de los Derechos Humanos, tan nombrados públicamente en estos días y, sin embargo, tan poco respetados. Con una gran vigencia normativa, pero con tanto por avanzar para su pleno goce y ejercicio. Es una ocasión que nos convoca para aceptar el desafío de pensar juntos y juntas los graves sucesos que nos involucran a todos y todas como sociedad y que configuran violaciones a los derechos humanos.

A sesenta y un años de la proclamación universal de los derechos humanos, diariamente descubrimos cuánto falta para su efectivo respeto y vigencia, y nos alarmamos cuando la democracia, presupuesto necesario para ese efectivo respeto y vigencia, se ve debilitada como lo ha sido en estas últimas elecciones, mediante la figura de la candidaturas testimoniales.

Previo a lo que tenemos por expresar, nos gustaría reiterar conceptualmente, que cuando hablamos de violaciones a los derechos humanos, hablamos de vulneraciones que atentan contra los derechos fundamentales del hombre, y que son cometidas por el Estado, en forma directa por su accionar o en forma indirecta por su omisión.

Sin perjuicio de la primordial responsabilidad del Estado en este aspecto, es bueno recordar que en los hechos, es tarea de todos y todas, colaborar de alguna manera para avanzar en la plena vigencia de estos derechos. Existe un grado de responsabilidad de cada ciudadano y ciudadana, y esa responsabilidad tiene el ancho de las posibilidades de las que se goza, es así que se aplican plenamente las palabras de Jesús cuando dice: "A quien se le dio mucho, se le pedirá mucho...", es por ello que, en nuestro caso, no decir en voz alta y con claridad, las situaciones que atentan contra la dignidad humana y violan los derechos humanos, significaría una irresponsabilidad cercana a la complicidad, que la raíz del mensaje profético del evangelio nos impulsa a evitar.

Por estas razones, hacemos públicas en forma muy breve, algunas de las innumerables situaciones de vulneración a los derechos humanos, de las que hemos tomado conocimiento durante este 2009 y que en forma urgente deben ser abordadas y reparadas:

Situación de niños, niñas y adolescentes: Considerando un avance la asignación universal por hijo, consideramos un gravísimo retroceso por parte del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, la falta de pago en término de distintas becas y subsidios, que benefician a más de 200.000 chicos, y que sin la puntualidad de ese ingreso, son hundidos cada vez más junto a muchos otros, en la pobreza y la indigencia, que es el mar en donde se diluyen todos los derechos y se ahoga la dignidad humana. A ello hay que sumar un peligroso discurso de lucha contra el delito, que tiene siempre en la mira a los menores de edad, quienes paradójicamente, no son estadísticamente relevantes en el examen de la comisión de delitos graves. Resulta llamativo ese discurso, que proviene de una administració n que se desentiende de la prevención, no abordando las situaciones de marginalidad de los habitantes de la provincia, y que propone como solución el endurecimiento de la legislación, llevando la discusión sobre el delito, a que hacer cuando el delito se cometió, en lugar de discutir que hacer para que ello no ocurra. Respecto a esta última cuestión, la experiencia de otros países en el manejo del delito y los propios índices de nuestro país, nos indica que el camino de la inclusión social es el camino para reducir la delincuencia. Muchos de nuestros compatriotas, desde que han nacido, lo único que han recibido es un constante desprecio por sus vidas, de parte de la sociedad, del Estado, y no pocas veces también de parte de su familia, por lo que lamentablemente, nada nos puede hacer esperar que esa violencia desaparezca si nunca ha sido abordada adecuadamente. Esperar una sociedad pacífica cimentada en la violencia, esperar la paz sin la justicia, es un signo de inmadurez que debe corregirse para solucionar la raíz de la problemática de la delincuencia.

Para profundizar el tema respecto a los niños, reiteramos y nos remitimos a nuestra carta "No abandonemos a nuestros jóvenes y niños" y para terminar este punto, precisamente respecto a nuestros jóvenes, no podemos dejar de señalar, que la violencia policial se ha llevado ya a 2.826 jóvenes desde 1996, según relevamientos de la Correpi, y sobre estas horas tenemos que agregar tristemente, el caso de Rubén Carballo, quien según las denuncias de sus familiares, habría muerto por la represión violenta, desproporcionada e injustificada de la Policía Federal, lo que nos recuerda inevitablemente al caso de Walter Bulacio.

Medio Ambiente y Salud:

Existen una diversidad de situaciones en nuestra Diócesis, que ponen en peligro el derecho al disfrute de un medio ambiente sano, entre ellas por ejemplo, tenemos la situación que atraviesa el barrio La Rotonda, en Florencio Varela, en donde la falta de control estatal y la inescrupulosidad de varias industrias de la zona han colaborado para vulnerar los derechos ambientales de los vecinos de ese barrio, que está repercutiendo en afectaciones gravísimas a su salud y en particular en los más chicos que habitan en la zona. A esa situación, en Florencio Varela, hay que agregar los altos porcentajes de nitratos y nitritos en la red de agua corriente de esa ciudad, confirmada por estudios de la Universidad Nacional de La Plata, que llevó al Espacio de Tierras para todos y todas a realizar denuncias que no fueron escuchadas, hasta que Vecinos autoconvocados por el "tarifazo" del servicio que presta ABSA se unieron a esta lucha e hicieron de ella una sola lucha.

En el mismo orden, en la Diócesis, así como en el resto del país, los controles estatales deberán trabajar correctamente para hacer cumplir la normativa aplicable a los PCB (Ley 25.670) que impiden que al año 2010 estén en funcionamiento aparatos que los contengan. Hasta ahora en la Diócesis, no se han evidenciado verdaderos controles al respecto, lo cual sumado a la histórica falta de control sobre las industrias, permiten justificar el temor y la oposición de los vecinos de la zona rural de Florencio Varela y Berazategui, a la instalación de una planta de tratamientos de residuos en su zona, y hasta tanto no se hagan efectivos los controles y reparaciones de los casos enumerados y no se otorguen plenas garantías de que no se repetirán esas vulneraciones, ninguna autoridad tendrá legitimidad para proponer la realización de una obra como la que se pretende.

Discriminación :

Considerando un avance, los convenios celebrados por el Gobierno Bonaerense, que permiten tener acceso a un abogado por parte de las víctimas de delitos penales, que no tienen recursos para hacerlo por sus medios. Sostenemos que debe difundirse y generalizarse esta práctica que en muchos casos es desconocida por las víctimas o sus familiares. En este mismo sentido debe avanzarse para disponer de este y de otros mecanismos que aseguren a los más pobres, el acceso a la justicia, tanto en los procesos penales cuando son víctimas, como en otros procesos, en particular respecto de desalojos, en donde por las modalidades del proceso civil los demandados no son informados en forma efectiva, de los derechos que pueden y deben ejercer para su defensa.

Por último destacamos que en estos días, ante el intento por acceder al matrimonio civil de Alex Freyre y José María Di Bello, ha estado en el seno de la discusión pública, el acceso al matrimonio civil de personas del mismo sexo, allí hemos escuchado una diversidad de consideraciones jurídicas en torno al análisis del caso, pero en particular nos ha llamado la atención, las afirmaciones que sostenían que en razón de lo normado en algunos instrumentos internacionales de derechos humanos, como el Pacto Internacional de derechos civiles y políticos, la Declaración Universal de Derechos Humanos y la Convención Americana sobre Derechos Humanos, la posible aceptación de un matrimonio entre personas del mismo sexo, resultaba contraria a dichos instrumentos y por ende a la Constitución Nacional. Restringiendo nuestro análisis a esa afirmación, señalamos la existencia de algunos criterios para la interpretación de los instrumentos internacionales de derechos humanos, como el principio pro homine, que dentro del marco interpretativo del derecho internacional de los derechos humanos, en pocas palabras y aplicado al caso, impide mediante la interpretación de dichos instrumentos, negar el ejercicio y el goce de otros derechos, estén o no reconocidos en esos instrumentos, en el caso de la Convención Americana por ejemplo, ese principio está expresamente contemplado su artículo 29. Debido a estas razones, no puede sostenerse ninguna interpretación de los instrumentos sobre derechos humanos mencionados, que niegue otros derechos no reconocidos en esos instrumentos. Dichas afirmaciones, por cierto, resultan aún sin buscarlo, ser funcionales a un continuo hostigamiento y discriminación por parte de nuestros hermanos creyentes hacia personas homosexuales que, sean creyentes o no, deben en razón de su dignidad, ser acogidos con respeto, delicadeza y sin discriminaciones injustas (Cfr. Catecismo de la Iglesia Católica, N° 2358).

Después de presentar estas situaciones, algunas de las cuales constituyen vulneraciones actuales contra los derechos humanos, no nos olvidamos y seguimos reclamando por las vulneraciones pasadas que se extienden al presente y por ello seguimos solicitando: Aparición con vida de Jorge Julio López, juicio y castigo a los genocidas responsables de tanta muerte, que niegan a las familias de los desaparecidos las restitución de los restos de sus seres queridos, de sus bienes y lo que constituye un crimen con mayúsculas, que es la privación de la identidad de los más de 400 niños y niñas apropiados y tenazmente buscados por Abuelas de Plaza de Mayo.

Con mucho por decir todavía, concluimos esta breve carta, una vez más en este año, con las palabras del salmista que nos inspiran y fortalecen en la tarea de promocionar el respeto por los derechos humanos, al expresar "El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo. El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos." (Salmo 85)


Departamento de Justicia y Paz
Vicaría de Solidaridad
Av. Calchaquí 1371 (B1879ETA) Quilmes Oeste
justiciaypaz@ obisquil. org.ar
Obispado de Quilmes

martes, 1 de diciembre de 2009

MENSAJE DE LA PASTORAL ECUMÉNICA VIH Y SIDA PARA EL DÍA MUNDIAL DEL SIDA 2009

ACCESO UNIVERSAL Y DERECHOS HUMANOS.



“Muéstranos, Señor, tus caminos,

enséñanos tus senderos.

Guíanos por el camino de tu fidelidad;

enséñanos, porque tú eres nuestros Dios y nuestro Salvador,

y nosotros y nosotras esperamos en ti todo el día” (Salmo 25, 4-5)



INTRODUCCIÓN.



La PASTORAL ECUMÉNICA VIH Y SIDA en el DIA MUNDIAL DEL SIDA 2009 se compromete a fortalecer su solidaridad, acción y espiritualidad para que juntos juntas a todas las personas que están trabajando en la promoción de derechos que fortalezcan el acceso universal a la prevención con educación, a terminar con el estigma y la discriminación y a construir comunidades más inclusivas. Con todos ellos y ellas queremos afirmar el compromiso de promoción de todos los derechos y la vigencia de la justicia en nuestra realidad. Es por ello que una vez más solicitamos que nuestros gobiernos mantenga el compromiso de lograr alcanzar las metas propuestas en la Declaración de Compromiso (2001), en la Declaración Política (2008) de la Sesión Especial de la Asamblea General de Naciones Unidas y en los Objetivos de Desarrollo del Milenio. , para que el acceso universal a la prevención, la educación, los tratamientos y el cuidado y acompañamiento sea una realidad.



Como Pastoral Ecuménica VIH-SIDA, nos comprometemos a actuar en unidad, tanto entre nuestras organizaciones como con los demás protagonistas en esta epidemia, para hacer efectivo los esfuerzos que las Redes de Personas que viven con vih y las organizaciones sociales, que buscamos erradicar todo estigma y discriminación a la que aún hoy se ven sometidas muchos hermanos y hermanas que viven con vih. También comprometemos todos nuestros esfuerzos para obstaculizar todo intento de criminalizar la transmisión de la infección del vih porque consideramos que esas medidas no son compatibles con nuestra comprensión de la dignidad y los derechos humanos que se fundamentan en nuestra más profunda identidad confesional.



El equipo de la PASTORAL ECUMÉNICA VIH y SIDA reconoce con gratitud a los líderes de nuestras propias comunidades que con audacia y valentía rompen los silencios y quiebran las complicidades que afectan a las personas con vih. También valoramos y reconocemos los aportes que las organizaciones y redes de la sociedad civil que han realizado desde el mismo comienzo de la epidemia. Hacemos nuestros todos esos esfuerzos y expresamos la voluntad de caminar juntos y juntas para alcanzar una realidad más equitativa y fraterna.



El equipo de la PASTORAL ECUMÉNICA VIH y SIDA reconoce que gran parte de las personas que viven con vih o con sida son miembros de nuestras mismas comunidades El vih afecta directamente a una inmensa cantidad de miembros y líderes de nuestras propias iglesias y desde esa realidad que nos afecta a todos y todas, participamos de los esfuerzos por terminar con todo estigma y discriminación que tenga como fundamento el diagnostico de vih o sida.



Al haber participado recientemente del IV FORO COMUNITARIO Y DEL V FORO LATINAOAMERICANO Y DEL CARIBE EN VIH, SIDA e ITS, realizado en la ciudad de Lima, Perú, entre el 21 al 23 de noviembre pasado, hacemos nuestro su propuesta de ejes de reflexión y acción y que complementan el mismo lema de este Día Mundial del SIDA 2009: “ LA SALUD NUESTRO DERECHO, EL ACCESO UNIVERSAL NUESTRA META, LA NO DISCRIMINACIÓN NUESTRO DESAFÍO”. Es por ello que invitamos a caminar juntos y juntas para alcanzar esas metas.





1. LA SALUD NUESTRO DERECHO



Apoyamos decididamente las acciones emprendidas con la ayuda del Fondo Mundial de lucha contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria. El pleno ejercicio del derecho a la salud necesita de fondos económicos y recursos humanos para que no sea un mero discurso teórico sino una realidad cotidiana para todos y todas. Esos recursos deben ser aplicados en justa y equitativa proporción a la vulnerabilidad epidemiológica de personas y grupos. Queremos constituirnos con todas las redes sociales en garantes de la eficiencia y transparencia en la asignación y uso de estos fondos.



Reconocemos que los esfuerzos de acceso al derecho de salud están estrechamente ligados a todas las estrategias para reducir la pobreza extrema y el hambre, el analfabetismo, la promoción de la igualdad de género, la reducción de la mortalidad infantil, la mejora de la salud materna a través de una adecuada promoción de la salud reproductiva y sexual, que la prevención del vih y el sida van junto a la prevención de otras enfermedades endémicas en nuestra región y un claro compromiso en la protección del medio ambiente. Para alcanzar estas metas que con cofactores en la prevención del vih necesitamos un compromiso mundial [1] Una crisis mundial necesita de una acción mundial.



Las mujeres y las niñas representan una alarmante proporción de las nuevas infecciones en nuestra región. Esa alta tasa está estrechamente relacionada con la inequidad de género, con la violencia intrafamiliar y con la falta de reconocimiento de sus derechos e identidad. Las mujeres y niñas que viven con vih enfrentan el estigma, la discriminación y la violencia que afecta su acceso a los servicios de salud sexual y salud reproductiva y en consecuencia a la información, tratamientos y cuidados. Nuestras comunidades de fe, compuestas mayoritariamente por mujeres, son directamente afectadas por la epidemia y solamente el silencio han podido mantener oculta esta realidad. Es por ello que nos comprometemos a abrir nuestros proyectos, acciones e iniciativas a las mujeres que viven con vih o con sida para que tengan un papel clave en nuestras iniciativas.



2. EL ACCESO UNIVERSAL NUESTRA META



Reconocemos que el acceso universal a la información, prevención con educación, tratamientos, cuidados y defensa de los derechos humanos que mitigue el impacto de la epidemia del vih permanece aún lejos de alcanzar los niveles de eficacia y sustentabilidad deseados. Nos comprometemos a promover con todas nuestras fuerzas y energía el lograr una política gubernamental común sobre este acceso universal para toda América Latina y el Caribe que acompañe los compromisos de nuestros gobiernos.



El acceso universal a la prevención, tratamiento, cuidado y respeto de los derechos humanos es para todos y todas. En esa perspectiva queremos escuchar y acompañar a las personas que son usuarias de drogas consideradas ilegales. Ellos y ellas son parte de nuestra dedicación y de nuestras comunidades. Sabemos que el 30 por ciento de los nuevos casos de infección en nuestra región son personas que vienen de este colectivo. El estigma y la discriminación han logrado que estas personas no tengan un respetuoso acceso a los servicios de salud. Es necesario encarar este tema desde una clara perspectiva de derechos humanos, respeto de autonomías e identidad.



Las y los niños y adolescentes también son afectados por la epidemia que una mirada superficial puede ignorar. Nuestras comunidades de fe están llamadas a prestar especial atención a esta realidad. Nos comprometemos a promover toda acción que prevenga la transmisión vertical o materna de la epidemia. También queremos comprometer nuestro esfuerzo de incidencia en políticas públicas para que haya una adecuada provisión de tratamientos pediátricos y presionar a los gobiernos y a la industria farmacéutica para que desarrolle, a precios razonables, medicamentos pediátricos y si así no se hiciera hemos de apoyar que se utilice el derecho a conceder licencias compulsivas que permitan producir en nuestros países esos medicamentos. Cuando existe una disyuntiva ética entre los derechos de la propiedad intelectual que colisionan con los derechos a la salud de personas y grupos nuestra opción es muy clara.



3. LA NO DISCRIMINACIÓN NUESTRO DESAFÍO



Reconocemos que la violación de los derechos humanos de personas y grupos les hace más vulnerables a la infección del vih. Nuestra respuesta al vih quiere tomar en cuenta todos los elementos sociales, económicos, culturales y religiosos que puedan contribuir a la violación de esos derechos y aplicar nuestros esfuerzos para eliminarlos.



Cuando hemos celebrado hace poco tiempo los 60 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, desde nuestras comunidades de fe afirmamos nuestro compromiso de aplicarlos en todos nuestros planes y acciones de prevención, cuidado y acompañamiento y lograr que se respeten integralmente en nuestras sociedades. Esa es una de las prioridades que como personas fundamentadas en nuestra fe consideramos prioritario y no negociable. Por ello queremos trabajar junto a todas las personas y organizaciones para promover una reforma legal que elimine toda forma de discriminación que actúe en contra de las personas que viven o están afectadas por el vih.



La Declaración de Compromiso de la UNGASS del año 2001 reconoce que nunca se podrá alcanzar el acceso universal a la prevención, cuidado, tratamiento sin un claro compromiso con la perspectiva de derechos humanos y el respeto de todas las dignidades humanas. El equipo de la PASTORAL ECUMÉNICA VIH Y SIDA hace suyo ese reconocimiento y se compromete a actuar en consecuencia. Por ello, todas nuestras estrategias y acciones en el contexto del vih han de integrar de forma consistente esta perspectiva de derechos humanos. Muchos de nuestros grupos religiosos conocen muy bien la realidad de vivir bajo el estigma, la discriminación, la persecución y el miedo. Podemos decir que ya hemos estado allí y por ello queremos aplicar esa sensibilidad a la comprensión, acompañamiento y la defensa de derechos de todas las personas que viven o están afectadas por el vih.



El equipo de la PASTORAL ECUMÉNICA VIH Y SIDA se propone establecer diálogos abiertos, honestos y transparentes con todos los grupos y personas de mayor vulnerabilidad a la epidemia del vih. Queremos encontrarnos con todos y todas para juntos y juntas buscar caminos que respondan con valentía y Reconocemos a estas personas y grupos como sujetos e interlocutores en los diálogos que nos proponemos afirmar y desarrollar. Reconocemos como parte de nuestra voluntad de comunión y presencia con todos los protagonistas en el contexto de la epidemia del vih la necesidad de involucrar a todos y todas si realmente queremos lograr los objetivos propuestos. Es por ello que también queremos ser parte de esta común búsqueda de una solución.



Para cumplir estos compromisos y alcanzar estas metas hacemos nuestra la Declaración de la Red Interreligiosa Latinoamericana y Caribeña sobre VIH y Sida - Religiones por la Paz , en la cual los participantes del Pre-Foro Ecuménico e Interreligioso del V Foro Latinoamericano y del Caribe sobre VIH/SIDA e ITS que el 20 de noviembre en la Ciudad de Lima, Perú, manifestaron lo siguiente:



1) Las comunidades religiosas estamos llamadas a acompañar a las personas con VIH desde un amor inclusivo y con una perspectiva de derechos, viviendo un permanente proceso de conversión que nos haga capaces de acogida incondicional, y luchando contra toda forma de estigmatización y discriminación.



2) Las comunidades religiosas aprendemos de las personas con VIH a redescubrir nuestras creencias de otro modo, para que estén centradas en el bien de los demás, e interesadas en traducirse en acciones solidarias y efectivas



3) Las comunidades religiosas encontramos en los hermanos y las hermanas que viven con VIH, y en las personas y organizaciones solidarias con su causa, razones que fortalecen nuestras creencias, y sentimientos que despiertan nuestra fraternidad. Ello supone el reconocimiento de cuán sujetos de su vida son todas y cada una de las personas viviendo con VIH, y el aprecio respetuoso de las orientaciones e identidades sexuales, y toda forma de diversidad.



4) Las comunidades religiosas en su labor de fe y promoción de la vida, hemos de contemplar de una manera creativa e integral, el tratamiento de la sexualidad, procurando contrarrestar los mitos que la desdibujan, y ofreciendo una información completa y sustentada.



5) Las comunidades religiosas hemos de fortalecer estrategias de incidencia política en la generación y la implementación de legislaciones y políticas públicas en nuestros países, en favor de la protección de los derechos de las personas con VIH.



En la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Día Mundial del SIDA 2009



Pastor Lisandro Orlov

Coordinador de la PASTORAL ECUMÉNICA VIH Y SIDA

Argentina.

PAREJAS DEL MISMO SEXO

Observaciones pastorales, sociales y comunitarias del Centro de la Comunidad GLTTB

El Centro es una Organización de la Sociedad Civil, independiente de toda denominación cristiana, cuya tarea reúne a una comunidad heterogénea de personas: profesionales, clero de diferentes iglesias, ciudadanas y ciudadanos, en el abordaje de la problemática relación entre diversidad sexual e identidad religiosa.
Trabaja en tres grandes áreas que resultan funcionales, en su conjunto, para tales fines:
1. Área de incidencia pastoral, teológica, política.
2. Área de comunicaciones, relaciones con la comunidad, información, educación.
3. Área de trabajo social y salud.
Hemos observado con esperanza y hemos participado también en las acciones de la diversidad sexual a favor de la modificación del Código Civil, a efectos de hacer posible el casamiento de parejas del mismo sexo, para que, al fin, todas las personas puedan tener los mismos derechos en nuestro país.
Derechos económicos y sociales que protegen a sus familias. Pero también la legitimación que muchas personas buscan para su relación de pareja, no solo compuestas por dos personas que comparten un proyecto de vida.
Las parejas del mismo sexo constituyen una familia, son parte de una familia mayor, con padres y madres, hermanas y hermanos. Muchas de estas parejas tienen hijos, que crían con amor y que son fruto de una pareja anterior, o bien fueron concebidos por métodos asistidos.
Las parejas del mismo sexo, construyen su vida familiar en medio de las circunstancias políticas y sociales que compartimos todas las personas, con las notables dificultades que cada ciudadano ha atravesado en nuestro país en lo laboral, social, en materia de salud y educación. Pero no cuentan con los mismos derechos, ni con la misma convicción social que ampara a las demás familias.
La Iglesia Cristiana es un gran refugio en tiempos de crisis para muchas personas. Sin embargo, para gays, lesbianas, travestis, transexuales y bisexuales (glttb) no es un refugio seguro. Por el contrario. En muchos casos, se transforma en una experiencia agobiarte, poblada de amenazas y evasiones.
Ahora, en vísperas del primer casamiento de una pareja de varones, solo se han escuchado las voces de la Iglesia que condenan en términos de: “desorden moral”, “contrario a la naturaleza” o “peligro para la infancia”.
Nadie parece detenerse en la compleja realidad de estas familias, en su necesidad de dignificación y de experiencia del amor de Dios en la comunidad humana.
El Pastor Roberto González es presidente del Centro. Tiene en su haber veintidos años de dedicación pastoral con la diversidad sexual. Egresado del Instituto Superior Evangélico de Estudios Teológicos, fue ordenado por la Metropolitan Community Church en 1995, una Iglesia inclusiva con ministerio básico para gays, lesbianas, travestis, transexuales y bisexuales.
El criterio del Centro consiste en apoyar a las personas de la comunidad glttb para que persistan en sus iglesias de origen, aquellas en las cuales desarrollaron su concepción de fe, por eso, el abordaje pastoral se halla libre de una cualidad confesional.
Nos hemos apoyado, en el tema particular de las parejas del mismo sexo, -de las relaciones de pareja y su contexto- en algunos trabajos de las Teologías Feministas de la Amistad. Especialmente en las obras de la Dra. Elizabeth Stuart.
Una de las características llamativas, que Roberto acostumbra citar entre sus experiencias, es que, al aparecer con ropa eclesiástica en numerosos eventos públicos y circunstancias de la comunidad glttb, las reacciones de las personas suelen ser intensas, pero siempre predomina la alegría de contar con una visión cristiana que las comprenda y beneficie en sus expresiones de orgullo y dignidad, en el reclamo de sus derechos y en la celebración de sus circunstancias.
En las “Marchas del Orgullo” celebradas anualmente, infinidad de parejas de varones o de mujeres se le acercan para pedirle una oración, un signo de la bendición de Dios hacia ese amor mutuo que se proyecta en un camino de vida.
En los años de su labor ha tenido numerosas experiencias con parejas del mismo sexo, que buscaban una bendición para su relación de amor y compromiso mutuo. Ha conocido sus hogares y sus familias, padres y madres comprometidos en la felicidad de sus hijos o hijas gays, lesbianas o transexuales. Y también la búsqueda de muchas otras parejas que se han
comunicado por medios insólitos porque sabían que era posible, que tenía que haber alguien que, como representante de la Iglesia, les permitiera el testimonio de su compromiso frente a Dios, frente a sus familias y amigos, frente a la comunidad humana.
¿Qué buscan estas personas, habitualmente rechazadas o menospreciadas, tanto por la ley como por el cristianismo? Buscan los mismos derechos. Buscan casarse legalmente como cualquier otra persona. También el derecho a ser llamados y llamadas familia de Dios.
Pero no todas las experiencias se relacionan con el amor y la buena voluntad del entorno de la pareja.
Una noche, cerca de la Pascua de 1994, el Pastor recibió un llamado urgente. Sergio se había arrojado por una ventana del departamento que compartía con su pareja Jorge. El muchacho, de 27 años, brillante y laborioso, padecía de una compleja forma de melancolía crónica por la cual estuvo en tratamiento psiquiátrico durante toda su vida. Jorge estaba en la cocina, finalizando las labores del día, cuando cayó en cuenta de lo que había pasado.
La tarea requirió reconocer el cuerpo, contener la desesperación de Jorge y luego, algo mucho peor: Mediar en el conflicto familiar que se desató. La familia de Sergio, inmediatamente dispuso de bienes y aprovechó el estado de devastación del ánimo de Jorge para excluirlo de todo. Jorge no tenía ningún derecho legal y no pudo siquiera disponer las decisiones finales de su pareja fallecida.
Marcela llamó un día al Centro. No tenía el menor ánimo de seguir viviendo. Estaba cansada de la desesperación y se sentía ir irremisiblemente hacia la marginalidad. Ella vivió durante 25 años con su pareja. Cuando su pareja falleció, Marcela quedó literalmente en la calle. Marcela es una mujer muy capaz, con un currículum profesional impresionante. Sin embargo, desde la pérdida y en el desamparo en que quedó, su vida se fue deslizando hacia
la nada. Ella no tenía ningún derecho. Esto incluye que no tenía derecho a vivir en la casa que compartió durante toda una vida de pareja. Ni sus objetos personales pudo rescatar.
Tampoco tuvo derecho a comprensión y consuelo en su doloroso duelo.
Estos son dos de los “casos” que más han marcado, entre muchos otros similares, la certeza de que es necesario que todas las personas tengamos los mismos derechos.
Unos días atrás un llamado telefónico daba cuenta de una noticia feliz: Mónica y Silvana se comunicaron para decirnos que se han realizado todos los estudios para ser madres. Once años atrás el Pastor González celebró la bendición de esta pareja. Rodeadas entonces de amigas y amigos, madres, padres y familiares Mónica leyó un poema para Silvana y Silvana le cantó una hermosa canción. Ahora quieren asegurarse que su futuro hijo o hija,
sea bautizado por aquella persona que, simplemente, en el nombre de Dios, confió en el bien y la verdad de su amor. Si ellas pudieran casarse, las dos compartirían la potestad de su criatura, ambas mamás podrían reposar en la seguridad de sus derechos. Aquella que tenga mejor cobertura médica podrá facilitarle un buen acceso a la salud. Podrán llevarla a la escuela y retirarla sin subterfugios ni verdades a medias. Podrían tener los mismos derechos y su criatura tendría los mismos derechos de todos los demás chicos.
Roberto y Norberto se conocieron hace veinte años. Cuando empezaron a conversar seriamente, Roberto le contó que estaba divorciado y que tenía un hijo y una hija. Decidieron tomarse las cosas con calma y madurez, pero a los quince días estaban viviendo juntos. No podían separarse. A lo largo de esos años construyeron una familia que incluyó el amor y bienvenida de ambas familias de origen, de los hijos de Roberto y sus tres nietos, el cariño de sus amigas y amigos, de compañeras y compañeros de trabajo. También
tuvieron su casamiento religioso, celebrado por el Obispo de una Iglesia inclusiva, la cobertura de la Obra Social Ferroviaria, que honra su vínculo de pareja, reconociéndolo como familia de un trabajador. Juntos atravesaron las crisis sociales y económicas de este país, juntos confrontaron el desempleo tanto como el exceso de trabajo. Las pérdidas y los nacimientos. La enfermedad y la salud. Solamente falta el reconocimiento legal, que
articula aquello que la sociedad ya asumió y que instrumenta lo que es fundamental para la dignidad humana: El derecho. Los mismos derechos para todas las personas.
En el Congreso de la Nación, María Rachid, presidenta de la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Trans, al presentar el proyecto que inició este debate por el matrimonio de personas del mismo sexo dijo: “Algunos intentarán banalizar lo que hoy se debate en el Congreso. Intentarán circunscribir el reclamo a una fiesta, regalos y libretas…
Este es un debate que, sin dudas, es sobre derechos civiles. Y como tal, sobre la vida cotidiana de las personas.”
La encuestas realizadas por diferentes medios y consultoras han determinado que más del 70 % de la población argentina está de acuerdo con el acceso de las parejas del mismo sexo al matrimonio. Un porcentaje similar también se manifiesta de acuerdo con el fallo de la Jueza Seijas, que ordena al Registro Civil llevar a cometido el matrimonio de una pareja de varones: Alex y José María.
La sociedad argentina, dando una muestra de valores inclusivos, de dignificación de las personas, trata de legitimar aquello que ya ha reconocido de hecho, que las parejas del mismo sexo forman parte de sus familias y comunidad. Que la situación de estas parejas, juega en medio de los afectos, trato, intereses, vecindad, negocios: De su vida cotidiana.
Reconocemos que este debate histórico debe ser acompañado por la Iglesia Cristiana, valorando el testimonio de fe y dedicación de estas parejas a la construcción de una humanidad más justa, en cuyo contexto predomine la orientación del amor, como principio rector de los actos individuales y comunitarios.

CEGLA frente al matrimonio homosexual

Como cristianos con una orientación sexual diferente y que además hemos tenido la bendición de poder integrar nuestra fe con nuestra sexualidad, sentimos una profunda necesidad de que nuestros derechos ciudadanos sean equiparados a los de las personas heterosexuales, y uno de ellos, quizá el más importante de todos, es el derecho al matrimonio con todo lo que ello significa.
Afortunadamente en el día de hoy, muchas iglesias y denominaciones cristianas a lo largo de distintos países, se han permitido una profunda reflexión de los aspectos bíblicos, científicos y humanos de la homosexualidad, llegando a comprender que Dios ama y recibe a todos y todas por igual y que la diversidad es una parte esencial misma de la Creación.
Como consecuencia de ello, surge la necesidad de alentar y respaldar las relaciones responsables y duraderas entre personas del mismo sexo, fundamentadas en el amor y el mutuo compromiso. El matrimonio civil es la respuesta compasiva y amorosa para todas aquellas personas que desean unir sus vidas en un proyecto común respondiendo a la necesidad de intimación, de compañerismo y de pertenencia que Dios ha puesto en todos los seres humanos independientemente de su orientación sexual y que se realiza plenamente a través del matrimonio.
Queremos el matrimonio antes que las uniones civiles con plenos derechos, porque éstas últimas de algún modo implican una “tolerancia “ hacia algo intrínsecamente inferior, mientras que el matrimonio como tal, implica una completa aceptación social y dignificación de la persona humana. Por eso reclamamos derechos iguales y no derechos “especiales”. Al negar a las personas homosexuales el derecho al casamiento, el estado no hace más que reforzar y perpetuar el estigma históricamente asociado con la homosexualidad. Al reconocer este y otros derechos, el estado, y afortunadamente también algunas iglesias, ayudarán a dignificar a las personas homosexuales y las relaciones estables y duraderas que las mismas establecen.
Muchas voces opositoras, hacen referencia a que buena parte de las conductas homosexuales tienden a ser riesgosas y poco saludables. No es necesario saber mucho para darse cuenta que minorías marginadas y estigmatizadas como ésta, muy difícilmente pueden sostener un estándar moral elevado, cuando en realidad son obligados a ocultar sus relaciones o establecer relaciones fugaces por temor al rechazo y la vergüenza social. Por este y otros motivos, creemos que no existe mejor alternativa que promover relaciones monogámicas comprometidas (es decir matrimonios) como ideal, tanto para gays como para heterosexuales.
Dado que el matrimonio es inherentemente saludable y bueno, el casamiento entre personas del mismo sexo será también más saludable que cualquiera otra de sus menos permanentes alternativas. Inclusive puede generar una revalorización del matrimonio heterosexual de un modo nuevo, sano y vigoroso.
Permitir que las personas con sexualidad diferente puedan decir “SI QUIERO” podrá ayudar a revertir la tendencia creciente de muchas parejas heterosexuales a decir “nosotros no queremos”.

EL DERECHO A TENER DERECHOS.

A mis amigos y amigas:

En el contexto de la sociedad argentina y en el de las comunidades de fe en Argentina se ha instalado el debate sobre el acceso de las personas de orientación homosexual al contrato matrimonial. Desde mi identidad religiosa y como pastor de una iglesia evangélica, quiero decirle a quienes se preparan para celebrar el primer casamiento gay en el país, que los protestantes y evangélicos conocemos esa experiencia de exclusión de derechos y el difícil camino para llegar a una igualdad de derechos. Es por ello que me uno a esta celebración.

Quienes en algún momento hemos sido considerados “disidentes”,“cismáticos”, “herejes” o una amenaza a la identidad nacional, por quienes se han sentido dueños de la nacionalidad, podemos ahora compartir con la comunidad homosexual el sentimiento de que ya nosotras y nosotros mismo hemos estado allí, en esa situación de exclusión. Conocemos esa amargura por el desconocimiento de derechos y ser tratados como ciudadanos y ciudadanas de segunda. Es por ello y fundamentado en la memoria histórica y en mi identidad religiosa que quiero unirme a la alegría de este paso en el ejercicio de los derechos de ciudadanía y compartir el fundamento de mi apoyo a esta apertura a vivir los mismos derechos y obligaciones con los mismos nombres y con las mismas reglamentaciones. No es por capricho ni por demagogia que apoyo la celebración de las bodas de la semejanza sino por fidelidad a mi compromiso con la libertad religiosa fundamento de todas las libertades y de todas las igualdades.

En primer lugar quiero recordar que este debate ya ocurrió en Argentina. Durante muchos siglos, a lo largo de todo el Virreinato del Río de la Plata , luego con las Provincias Unidas y más tarde durante los primeros 40 años de vigencia del Código Civil, las y los protestantes no teníamos acceso al reconocimiento legal del matrimonio. Quienes no confesaban la pertenencia a la Iglesia Católica Romana no teníamos acceso al reconocimiento del matrimonio ni podíamos ser enterrados en los mismos cementerios ni anotar legalmente a sus hijos e hijas. Ese desconocimiento de derechos ya lo conocimos. La discusión que se implanto cuando se aprobó la Ley de Registro Civil tiene muchísimas semejanzas con el actual debate. Aquellos que tenían el poder de la hegemonía religiosa, con los mismos argumentos y con los mismos actores, emprendieron una cruzada en contra del Registro Civil. Fundamentado sus posiciones en que esa legislación era un atentado y una violación al carácter sacramental del matrimonio y que ponía en peligro una institución básica de la sociedad. Arzobispos, obispos y presbíteros diversos se opusieron con todas sus energías a conceder los mismos derechos con los mismos nombres a los protestantes y disidentes de esas posiciones hegemónicas. El debate fue tan intenso que un nuncio apostólico de la Ciudad del Vaticano fue expulsado y durante varios años se interrumpieron las relaciones entre ese Estado y el gobierno argentino. Diversos obispos fueron sancionados por su oposición a la novedad del Registro Civil pero la voluntad política y las convicciones del gobierno en defensa de la autonomía del Estado de cualquier ingerencia religiosa prevaleció. El gobierno entendió que debe legislar para todos los ciudadanos y ciudadanas. Las iglesias protestantes y toda la diversidad religiosa establecida en la Argentina acompaño y apoyó ese cambio en la legislación referente a matrimonio, cementerios y registro de nacimientos. Es por ello que ahora y en continuidad con aquel apoyo, es que sostengo el derecho de la comunidad homosexual argentina a gozar de los mismos derechos y las mismas obligaciones que establece el contrato de matrimonio.

Es importante recordar que estamos hablando de un contrato, porque de eso se trata cuando hablamos de la Ley Nacional de Matrimonios, que no afecta en nada nuestras convicciones religiosas y no nos impone absolutamente ninguna obligación a modificar nuestra comprensión sobre la unión de dos personas en una relación comprometida, de amor, respeto, equidad y justicia. Cada comunidad religiosa hemos de seguir afirmando exactamente lo mismo he hemos dicho hasta ayer.

Por otra parte, tenemos que poner en contexto este debate. Estamos hablando de una Ley para modificar el Código Civil y no de una modificación de las Sagradas Escrituras. El debate es por un tema que compete a la sociedad secular donde a lo largo de los siglos los conceptos relacionados con el contrato matrimonial han sido diversos y sufrieron muchas modificaciones porque en el área civil se utiliza la razón como herramienta de discusión y no la revelación divina. Como protestantes hemos acompañado y apoyado muchos de esos cambios porque garantizaban los derechos de las mujeres, de los hijos e hijas que nacieron fuera del contrato matrimonial y la posibilidad de romper ese vínculo cuando la situación era insostenible.

Ahora estamos discutiendo las modificaciones a una ley que se refiere a un contrato civil y no estamos debatiendo cambios a ningún versículo bíblico o alteración alguna a nuestras identidades confesionales. Es un debate secular y, si bien los protestantes bendecimos los matrimonios, continúan siendo para nosotros y nosotras, contratos civiles. Es por ello que defendemos la autonomía del estado como un valor sumamente importante y que garantiza la libertad de conciencia, religiosa y el pleno ejercicio de los derechos humanos para todos y todas.

Asimismo, el compromiso la comunidad de fe a la cual pertenezco, con los derechos humanos, me impide totalmente participar de manifestación alguna que quiera impedir el pleno ejercicio de derechos a un grupo de la diversidad multifacético que compone la identidad nacional. Todas y todos los habitantes de la Argentina tienen derecho a los mismos derechos y esa es una convicción que no estamos dispuestos a negociar, negar o parcializar.

Por lo tanto, y en consecuencia, coherencia, fidelidad con la historia de mi comunidad y con mi identidad confesional, apoyo la iniciativa para que el Estado Argentino y todos sus magistrados garanticen el pleno ejercicio de los derechos de ciudadanía de todas y todos.

Pastor Lisandro Orlov

Pastoral Ecuménica VIH-SIDA

Iglesia Evangélica Luterana Unida.

Buenos Aires. Argentina.